viernes, 25 de septiembre de 2015

Un seguro que cubre todos tus sueños….

Una tarde estaba en una cafetería sentado en mi mesa y en mi mundo, así de la nada y de repente me toco un señor la espalda.
        
       -Jovencito tienes cara que requieres un seguro, ¡Verás soy agente de seguros!- Me dijo con mirada firme. No era joven, calculé andaba cerca de los 70 años. Portaba un traje gris Oxford, impecable sin arruga alguna, camisa blanca de cuello corto, moderna y bien entallada. Remataba con una corbata a rayas vino y azul marino entonando perfectamente logrando que todo él se viera armónico y elegante. Al analizarlo bien, efectivamente su aspecto era de vendedor de seguros.

         -Gracias señor, creo que por el momento estoy bien y no requiero nada.- Le respondí inseguro y un poco temeroso, no sabía que intención tenía el elegante y armónico hombre.

         -¿Jovencito le puedo dejar mi tarjeta de presentación? Algún día podrá requerirlo y con gusto lo atenderé, ¡quedo a sus órdenes!- me respondió con su brazo extendido y entre sus dedos una flamante tarjeta blanca con letras en colores rojos, grandes y muy llamativos. A lo que con el afán de concluir el tan espontáneo encuentro, extendí mi mano tomando la tarjeta.

         Minutos después y con mi página aun en blanco, me gano la curiosidad, saque la tarjeta de mí bolsa. Quería saber cómo se llamaba este misterioso caballero elegante, armónico  y bien perfumado que de la nada me había abordado:
                                 
                              LIC. ABELARDO ESQUIVEL VILLAURUTIA
                                            AGENTE DE SEGUROS
                                   “ASEGURO TODOS TUS SUEÑOS”

Al leer esto, mi mente se puso aún más en blanco. Esa tarde me disponía de escribir un tramo más de mi novela. Al no poder articular ni una letra más recargué mi espalda en la silla y cerré lo ojos. Mi mente se fue a otro lugar, al menos en el que físicamente estaba y comenzó a soñar con este caballero…

Quería encontrarlo, Salí corriendo del lugar, busqué y busqué por varias cuadras alrededor del café. Pensé que seguiría abordando futuros asegurados. ¡No podía estar muy lejos!.

         Al verlo  corrí hacia él y al llegar le toqué la espalda a lo que asombrado volteó hacia mí. Me reconoció de inmediato y sonrió.

-Licenciado siempre si requiero de sus servicios, sabe quiero que me asegure mis sueños, ¿puede? ¡Tengo tantos como hojas de ese árbol!- A lo que al suspirar me miró fijamente dejándome petrificado y sin poderme mover me tomó del hombro llevándome de regreso a la cafetería donde me encontró en un principio.

Nos sentamos en la misma mesa, ahí seguían mis cosas nadie las había tomado (recuerden que es un sueño). Cargaba un portafolio negro, muy grande y con dos candados resguardando todos  sus documentos confidenciales. Al abrir su portafolio al estilo “Misión Imposible” sacó una  gran libreta rosa. –La gente tiene muchos sueños- pensé al ver que tardaba en encontrar una página libre. Cuando lo logró, sacó su pluma de la bolsa interna de su saco y me dijo:

-¡Ahora si joven! dígame por favor que sueños desea asegurar, no deje ninguno para poder darle una cotización…- concluyó mirando no más que su libreta, con la pluma recargada en el papel esperando que salga cualquier palabra de mi boca que él pueda escribir, a lo que por unos minutos no logré responder.

    ¡No sabía que pedir! ¡No sabía por dónde empezar! ¡No sabía si empezar!

Salí corriendo buscándolo para asegurar mis sueños, todos ellos, los que pasan por mi mente cuando imagino una vida feliz, cómoda y plena.  Cuando finalmente estaba la persona que me vendería esa tan anhelada póliza que cubriría mis sueños no supe que pedir… o más bien no supe si quería pedir…

¿Pedirías?...


¿Qué pedirías?... 

lunes, 14 de septiembre de 2015

Un viaje algo diferente…

Todo inició con la llegada de un mail de Paypal, con una gran promoción: un teléfono celular Samsung S6 con 30% de descuento. Me venía como traje a la medida, no nada más quería ese aparato, el mío estaba destruido y funcionaba gracias a la providencia… Se me había caído varias veces, así que además de la pantalla rota (por segunda vez) la pila duraba algo así como nada.

Así que después de dos clics (literal), el teléfono ya era mío. Estaba terminando un desayuno y acompañando de algunos amigos, mientras traían la cuenta e intercambiaba algunas ideas hice la compra, fue tan fácil como darle like a algún comentario de Facebook. Minutos más tarde comenzaría la gran travesía. La llegada del mail de confirmación del pedido me emocionó, tanto como comprar mi boleto de avión a esta gran aventura.

El día del abordaje por fin llegó. No había que salir de casa previendo llegar al aeropuerto dos horas antes del despegue, tampoco hay que hacer cola para documentar o batallar en la revisión de seguridad (sacar mi computadora de mi mochila en verdad me molesta, ni hablar de quitarme el cinturón o los zapatos…). Éste se anunció con la llegada de otro tan esperado mail, uniendo a dos grandes, uno el que me vendió el tan anhelado producto, y el otro el que será el encargado de llevarlo por el mundo en esta gran travesía, hasta tener el aparato en mis manos. Con un Tracking number (número de rastreo) te dan de manera gratuita un asiento en primera clase, solo hay que con hacer  clic (esta es solo una vez) y seguir la liga  para que nuestro vuelo inicie. Una vez  el cinturón abrochado, asegurada la mesa de seguridad y el respaldo sin reclinar, ¡Vámonos!     ¡Despegamos!

¡Primera parada Singapur!, el paquete fue recolectado a las 14.21 pm del jueves 20 de agosto, ósea mi futuro teléfono, reloj, cámara y acompañante ya está listo. Dos horas más tarde salió de “la estación origen”  despegamos a toda velocidad, saliendo de un lugar galáctico con un destino aún desconocido para mí. Solo con ver que venía de la estación origen me trasportó a la guerra de las galaxias imaginando por un momento que Han Solo sería el encargado de traerme personalmente mi Galaxy S6 y por qué no, Cheubbaca me ayudaría a configurarlo.

Beijín fue la gran anfitriona de  mi tan esperado paquete, llegó a las 17.16 del viernes 21 de agosto. Con su gran muralla y la Cuidad Prohibida, mi futuro teléfono pasó un gran fin de semana. Ayudándome a imaginar todo lo que haría ese fin de semana, todos los mercados que recorrería y todo las chacharas que compraría. Pero como todo lo que inicia acaba, la travesía por el continente asiático pronto terminaría, acercándose a su destino.

Me relajé un rato, faltaba un largo camino. Sin saber cuál sería su siguiente destino imaginé que ya debería ser en continente americano, así que baje la persiana, recline el asiento y me dispuse a dormir un rato para esperar el anuncio del futuro aterrizaje.

Lunes a las 03.11 a.m. el anuncio de llegada se hizo visible y además por fin supimos el destino: Memphis TN. Sentí un gran alivio ya de estar más cerca de mi tierra, al menos ya en America. Imaginé mi paquete disfrutando de las vista del Rio Misisipi además de tomar un paseo en el Memphis Queen para disfrutar un poco de las vistas, por qué no ya estábamos ahí…

Toluca Mx fue la siguiente parada, llegó a eso de las 18.41 pm del mismo lunes, ¡muy rápido! al parecer nada más perdimos el tiempo viendo que hacer en Memphis. Unas horas después ya había pisado suelo mexicano. Al llegarme la notificación sentí que ya no estaba ni aquí ni allá, me invadía ese mismo sentimiento que nos da el último día de un viaje. Ahora solo a esperar maletas para tocar ese tan anhelado botón verde en aduana y salir a casa… Así que a las 7.11 am del martes marcaba que el paquete estaba disponible para parea ser revisado por aduana ¡uy no… botón rojo! “El que nada debe, nada teme” pensé al ver esto, de seguro solo espulgaran un poco verán que es un inocente teléfono celular, que recorría el mundo entero para llegar a mis manos.

La espera fue larga y desgastante, los minutos eternos y el nervio estaba a todo. Ya sin uñas por morder y todas las tapas de mis plumas destruidas finalmente llegó la gran noticia “Liberación de envíos Internacionales”  eran las 15.41 p.m, esa hora nunca la olvidaré. Las últimas horas había vivido una angustia que me había envejecido años, sin contar la cantidad de plumas mordidas. Después de la tempestad viene la calma, a mi llegó a  esa hora donde sentí un gran alivio al saber que lo peor ya había pasado, ahora solo  esperar a ese miércoles 26 de agosto  a las 14.40, hora que según ellos, el paquete llegaría a mi puerta.

Dormí bien esa noche, puse mi alarma muy temprano para estar listo y arreglado, por ningún motivo podía faltar a la entrega, aunque faltaban horas, pretendía estar ahí a su llegada. No supe que ponerme, si lo recibía en jeans para estar más casual o de plano en un buen pantalón de gabardina para verme más presentable. Había recorrido el mundo entero para estar en mis manos, es lo menos que podría yo hacer.

Naucalpan fue su destino inmediato, arribó a las 8.56 a.m. a la estación local de FedEx. No quise ver más el reloj, pretendía que el tiempo volara y el tan esperado encuentro no se haga más largo. Sin lograrlo revisé por donde estaba y a las 9.58 a.m. ya por fin “En el vehículo de FedEx para su entrega” se dejó ver en la pantalla aliviando todos mis miedos y angustias.

14.35 p.m, en mi oficina. Detuve todas mis obligaciones, pendientes y tareas, corrí a la recepción donde me apoderé del asiento de Paty. Sin ninguna explicación, cuando regresó del “tocador” (como ella le llama al baño) ya su silla estaba ocupada por un desesperado que había recorrido el mundo entero para ese momento, al menos así lo sentí.

En punto de las 14.40 efectivamente un gran hombre, un caballero bien armado con un uniforme de color café y un cinturón resguardando todas sus armas. Caminó hacia mí con una sobre envuelto en papel burbuja. Me llamó por mi nombre haciéndome sentir importante para antes de entregarme el paquete informarme que debía casi 2 mil pesos de impuestos… -Que ahorro ni que la chin…..” pensé al ser informado de semejante cargo y sin tener otra alternativa hice el pago para completar la unión entre mi paquete y yo.

      No lo voy a ocultar fue un gran viaje, una aventura sin precedentes que ocurre todos los días a todas horas y además por todo el Mundo. Es fascinante.

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viernes, 11 de septiembre de 2015

Una tarde de aquellas...

Llegó tarde a su cita, la esperaba el director de recursos humanos de la compañía. Había mandado su currículo a un reclutador de talentos para conseguir ese trabajo soñado, donde podría expresar y aplicar sus habilidades. Como diseñadora textil había cursado sus estudios en la Universidad Autónoma de México.
La esperaba el Lic. Ramírez, pasaban los 15 min de las 5 de la tarde, hora agendada para la cita. Aun así él la recibió, ese currículo era demasiado bueno así que dejó  pasar ese detalle de la puntualidad. La secretaria la llamó, al escuchar su nombre para su asombro se puso de pie, caminó hacia una puerta metálica color verde, en su marco tenía  colgado un pequeño letrero con  una leyenda “Recursos Humanos” y por la parte inferior “Lic. Silvestre Ramírez Guajardo”. Tímidamente entro sosteniendo fuertemente un folder de piel en sus manos, como si su vida entera estuviera ahí dentro, y lo estaba.
La invitó a sentarse, lo cual hizo sin el mas mínimo ruido, sintiéndose muy apenada por el retraso. Observó que el Lic. Ramírez  tenía la mirada clavada en una hoja de papel y sin ni siquiera mirarla comenzó un cuestionario. Comenzó preguntando desde sus estudios hasta su último trabajo.
Al final  la entrevista el Lic. Ramírez cerró con una última pregunta, a la que respondió con entusiasmo, explicándole al Lic. Ramírez que su deseo de trabajar en esa fábrica Textil era tener la oportunidad de aprender y crecer, colaborar con otros diseñadores y que además requería de una percepción económica para poder mantener a su hija de 5 años de edad.
Salió de la Reunión con la incertidumbre si el puesto era de ella o no, antes de ir a su casa paso a la farmacia a comprar un refresco, lo necesitaba tenía la boca seca. Con el Celular en la mano caminó hasta la parada de camión más cercana, no quiso tomar el metro por si la llamaban, no podía darse el lujo de perder señal y no la contacten aminorando su posibilidad de obtener el puesto. En el trayecto a su casa cada túnel la ponía nerviosa, no podía dejar de ver las barras de señal de su aparto móvil. De la nada el camión se detuvo, no entendía por qué, no era el sitio para hacerlo, escuchó al chofer indicar que una llanta se había ponchado, “¡solo eso me faltaba!” gritó, tenía que llegar a su casa antes de las 7 de la noche para estar con su hija, a esa hora la vecina que se ofreció a cuidarla tenía que salir.
Se bajó del camión y cruzo la avenida, caminó hasta la esquina más cercana con  la esperanza que un taxi la recogiera, todos los que pasaban ya llevaban pasaje. Pasaron más de 20 minutos, no tenía ya opción de tomar otro camión, estaba ya lejos para caminar hasta ahí.
El cielo se nublaba y la amenaza de lluvia cada vez era más fuerte. Las nubes se ponían más obscuras y los tronidos hacían su aparición como invitado estelar, lo que la hizo recordar que por la prisa no había llevado su paraguas, “¡solo eso me faltaba!” repitió asumiendo que la ponchadora de llanta no era la única infortuna que tendría esa noche.
Caminó más de dos cuadras, el sentido de los coches iba opuesto a ella, obligándola  a caminar hacia atrás para seguir esperando ver un taxi libre. Empezó a llover leve, “!menos mal¡” pero no termino de hacerlo cuando la lluvia de dejó caer brutalmente empapándola de pies a cabeza. ¡Mi Celular! Pensó sintiendo como el palpitar de su corazón aceleraba su paso, no podía ni mojarse ni mucho menos apagarse, seguía a la espera de esa llamada que le cambiaría la vida. Ante su desesperación comenzó a correr, los tacones no la dejaban avanzar al paso que quería asi que optó por quitarse los zapatos.
Habían pasado más de 20 minutos. El reloj marcaba las 6.33 pm y la lluvia no cedía. Seguía buscando un taxi, no podía creer que no haya al menos uno  libre, “¡en qué momento se le poncho la llanta a ese mugre camión!” Pensó con  desesperación de no poder hacer nada. Sin poder avanzar más y con sus pies muy  lastimados, no le quedo más opción que tomar que sentarse en  banqueta. Empapada y desesperada se soltó a llorar, busco remedio en su celular pero el agua ya lo había silenciado.
La consoló el hecho que para esa hora ya la oficina del Lic. Ramírez estaba cerrada. Esa esperada llamada no sería esa catastrófica tarde.
Sentada en esa banqueta, mojándose permaneció llorando sin saber cuánto tiempo había pasado. Entendió que por más esfuerzos que hiciera, la suerte no la dejaría llegar a tiempo a su casa.

Ver por medio de tus Ojos.

              Sé que muchos escritores han llevado al cine este concepto: Poder ser Tú, estando en otras personas. "Like Father, Like Son", "18 Again", "17 Again" y todos los "Again" que podamos imaginar en todas las circunstancias y todas las edades. Aunque lo repitan mil y un veces, este concepto a mí no deja de fascinarme. 

        Ayer estuve en el salón de clases de mi muchachito. Son muy bonitos, con sus dibujos en las paredes, su casillero enmarcado con un letrero que además de tener su nombre, está su foto, orgulloso y sonriente  resaltando ese sentimiento de pertenencia que desde muy chicos tienen con un "Es Mío" por delante.

Todos Fuimos niños y pasamos por ese mismo salón de tercer año de primaria, ahora lo veo como un pasado muy lejano,  generando no más que algunas imágenes de recuerdos, no muy claras si era tercero de primaria o cualquier otro año.

Al estar ahí  treinta y tantos años más tarde y en otra circunstancia, imaginé si por al menos un día podría regresar. No como yo mismo, más bien viendo por medio de los ojos de mi hijo, siendo él.

Sería lo máximo entender que ve y siente cuando está ahí, sin mí y sin mi protección. Divertirme o sufrir lo que vive en la escuela, en su salón de clases o en el patio. Poder saber cómo es con sus amigos, de qué habla y cómo lo hace. Sentirme niño otra vez por unas horas o minutos. Tener esa libertad que te regala la vida los primeros años, la que más tarde te la arrebata con las responsabilidades y compromisos, dejándola como algo que ahí estuvo y no duró nada.


Ser él aunque sea por una mañana, para amarlo más, para entenderlo mejor.


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sábado, 5 de septiembre de 2015

¡Tu tía manejaba muy bien velocidades!

       En la comida, mi mamá me reveló información importante. Al parecer mi tía manejaba muy bien los coches de velocidades, o mas bien  el coche,  ya que me imagino que  no manejaba varios coches de manera simultánea, ¿No?

     
    Al escuchar semejante revelación aceleré para terminar de  masticar un bocado de pan dulce. Era una oreja "artesanal" (que si realmente fuera "artesanal", en vez de comerla ¿No deberíamos ponerla en una repisa?). Terminé el bocado y al voltear a ver a mi madre tratando de contener la risa, inicié mi interrogatorio.
     
    Quería saber exactamente que cualidad tendría mi tía para ser una buena conductora de velocidades y las respuestas fueron claras:

    "Cuando iba con ella nunca me sentía insegura".

    "Manejaba el clutch como si fuera su tercera pierna".

    "En las subidas no requería de poner el freno de mano para arrancar".

    Después de escuchar todo esto mi conclusión fue:

   "¡Sí mamá! Por supuesto y en efecto mi tía reúne todos los elementos indispensables para ser una gran conductora de velocidades".

viernes, 4 de septiembre de 2015

Todos tenemos el ombligo diferente.


           Las lecciones de vida no necesariamente las aprendemos de los grandes sabios, de las personas mayores o de un buen libro de motivación personal. Estas en su mayoría se nos presentan en la vida cotidiana, podría decir que están en el aire que respiramos, en las calles que caminamos y en la gente que frecuentamos. Su presentación es variable, pueden venir envueltas en un gesto, enmarcadas en un comentario o el la envoltura de lujo: una buena o mala acción de alguien. Su efecto puede ser desde alegrar o amargar un momento hasta cambiar el rumbo de vida de una o varias personas, ¿Grueso no? Por eso hay que estar al pendiente y tener cuidado de los que decimos o hacemos, no sabemos lo que los demás podrán percibir de nosotros y si los estamos beneficiando o afectando. 

        Hace unos días en una fiesta infantil, después de mojarse y al cambiarse de ropa los niños, uno de ellos avergonzado se quitaba la playera alejado de sus compañeros, tapándose con ambas manos su ombligo. El pequeño de 6 años, al tener ambas manos ocupadas, se le dificultaba sacar su ropa de su mochila. Me acerque para ayudarlo.

              -¿Qué onda pequeño, por que te tapas el ombligo? le pregunté tratando de ser su amigo y no el Papá de su amigo. 
          
              -Me tapo por que mi ombligo es diferente al de los demás- Me contestó con algo de vergüenza en su carita, sin mover las manos de su ombligo y con dos chamaquitos curiosos a lado, a lo que tomando 2 cojines a manera de casita, logré aislarlo para que se sienta cómodo.

                 -Hijo, no te preocupes por eso, no todos tenemos el ombligo igual... Mira el mio también esta salido...- le respondí mostrando mi ombligo a lo que sonrió y me mostró el suyo, sin ver nada de particular, llamé a los pequeños curiosos que seguían ahí parados como reporteros buscando una buena nota, y les pedí que saquen el ombligo al aire fresco.

           Ese día tuve la suerte de percatarme que alguien requería de algo, y sin importar qué, logré que olvide su incomodidad, se sienta seguro de si mismo y que aprenda cada uno de nosotros somos distintos y tenemos necesidades diferentes, así como ombligos... dudo que hayan varios iguales.  Sin querer ambos aprendimos una gran lección.

Lo único malo de todo esto, fue el reclamo de mi Psicóloga "Me estas quitando futuros clientes". 
   



jueves, 3 de septiembre de 2015

Gran Lluvia...

  Cada año olvidamos que llueve  fuerte en la ciudad.


      Cuando cada año termina temporada de lluvias, y al paso de las tardes secas en la cuidad, pareciera que nunca cayó ni media gota de agua.
        
         Al paso de estos días secos, con el caer de las hojas de los arboles, comienza el otoño. Luego y sin darnos cuenta llega el fin de año. Con sus festejos y buenos deseos llegan y se van los  primeros meses. Sin ver ni como ni donde, la Semana Santa asoma su frente por la ventana, con sus buenas y bien merecidas vacaciones después de 3 meses de arduo trabajo sin descanso. Con la llegada del verano  y esas tan esperadas vacaciones "grandes" comienzan algunas nubes a ponerse grises, amenazando con llover uno que otro día.
      
        Con el verano poco antes de despedirse cae la primera tromba. !Ahí nos volvemos locos! ese momento en que el cielo se pone mas gris que antes y las gotas que caen del cielo se tornan mas gruesas y constantes, provocan que los limpiadores del parabrisas trabajen a marchas forzadas, quemando todas esas calorías que guardaron durante esos meses secos, que solo se le solicitó cuando el polvo no permitía visión. Será que los conductores nos trastornamos el ver ese movimiento veloz? convirtiéndonos en una especia de "zombie" que no se mueve ni para atrás ni para adelante, y eso ni hablas de un lado a otro.  O simplemente nos asusta caer tanta agua junta que sentimos que el coche en cualquier momento comenzará a flotar.

       No se si les pasa, pero a mi cada año igual. Una lluvia fuerte, al menos la primera donde las calles y avenidas  dejan de serlo, se convierten en gigantes estacionamientos, solo que con los coches encendidos y los conductores adentro sin desear estar ahí. 

       Lo único bueno es que al paso de las tardes lluviosas, vamos aprendiendo y mejorando tomando precauciones, para olvidar todo y el siguiente año volver a empezar...

   

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Una introducción chica...

Este Blog es un intento de escribir mejor. 

Ideas, conceptos y expresiones, o lo que sea. Vivencias y aprendizajes expresadas en palabras y narradas lo mas detalladas posible.

Se reciben ayudas y comentarios para un intento de escritor "On the Making"

martes, 1 de septiembre de 2015

Mis 42.2 y La Vida

  Las metas no se cruzan al terminar lo que empezaste ese día, va mucho más atrás de eso. Un buen inicio puede solo la pretensión  de alcanzarlas, otro la continuación o culminación de un trabajo hecho que su recompensa será cruzar.

      Podría decir que cuando me inscribí al Maratón de la Ciudad de México, 7 meses previos al evento, que ese sería el inicio, pero en mi caso va mucho, mucho más atrás. Esta es la 9na  vez que tengo la satisfacción de cruzar esta meta del maratón, además de un sin número de eventos deportivos en diferentes partes. Aclaro que mi intención no es presumir… bueno alomejor  si un poco. Tal vez se preguntan, por qué si este cuate ha cruzado tantas y tantas veces la meta, ¿porque no plasmo estas palabras antes?, ¿qué tiene de particular este maratón que los demás no tienen? la respuesta no la sé, con dolor de piernas y un poco de tiempo, decidí sentarme enfrente de mi “Surface” para escribirlas. Además que por estas fechas ando en esto de las letras, bueno esa es otra historia y otra meta que algún día cruzaré y de seguro también escribiré al respecto, por ahora no me quiero desviar de tema en cuestión.


      Desde que inicié en esto de las carreras, se convirtieron una distracción en mi vida, familiar y laboral, ayudando un poco a aliviar ciertas tensiones del diario con el nerviosismo que genera tener un evento de este tipo. Desde que te decides o te inscribes comienza una matadora cuenta regresiva aumentando la tensión día  a día hasta la fecha del vencimiento, y para colmo de algo impuesto por uno mismo ¿Qué necesidad? Esta pregunta pasa por mi mente cada vez que me encuentro en la fase más dura de las competencias, acompañada de un ¡Ahora si ya no vuelvo a ponerme en esta situación! Situación, en su mayoría, si no es que en todas las veces, se refiere a sufrir, ¿Por qué Sufrir? ¿Que la vida per se no trae por si misma sufrimiento?, tenemos que además ponerle de nuestra propia mano y para colmo en una actividad que su naturaleza es recreativa (Hablando del deporte amateur) ósea por el gusto de hacerlo. 

¿Gusto=Sufrimiento? Creo que para las 30 mil almas que nos encontrábamos corriendo por las calles y avenida de la ciudad !Lo Fue! Ya que no solo corres esa cantidad monstruosa de kilómetros, también hay meses de preparación previa donde pasas un gran número de horas corriendo, girando toda tu vida social alrededor de tu entrenamiento. 

      Aun no termino… falta el mero día, la desmañanada ese domingo para llegar a tiempo a la salida oficial del evento, la tensión de poder encontrar un baño por si te gana el nervio y una vez terminado todo el relajo que es salir, donde se camina y mucho además de sufrir un buen embotellamiento  y demás molestias cuando lo único que quieres es llegar a tu casa para meterte a la regadera con agua muy caliente.

      Es increíble, y con algo de experiencia lo digo, ¡como tanta tensión y sufrimiento pueden borrarse solo al cruzar una línea!, así de simple, una marca en el piso que separa el sufrir del gozar, como si mandaras todos esos archivos a la papelera de reciclaje, dejando únicamente los recuerdos de lo todo aquello que vimos que nos causó emoción.

¿No debería ser así la Vida?... Recordar siempre las satisfacciones y mandar a la “Papelera de Reciclaje” todas las molestias, incomodidades y dolores que sufrimos para llegar a ellas.


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